La alborada lucía luz perlina por miriadas de estrellas constelada, crepúsculo que deja ver la aurora y recorre con brillo la distancia. Los sílices nos dan azules chispas pues arde el fuego aunque no tenga llama, el aliento divino de la vida, ese persiste, pues jamás se apaga. En el ara por siempre está encendida, resplandece al albor de la mañana, mágica, celeste. Y aun solitaria la sostiene una fuerza poderosa. Púrpura y oro su calor emana. Y danza con la luz maravillosa elevando al azul una plegaria en medio de ese bosque con columnas por leones alados custodiadas. Y en un soplo de fuerza poderosa toma su forma la llama sagrada, maravilla de luz que no termina en lenguas rojas, azules y blancas. Dios de verdad, del tiempo y de la vida la voz pura del fuego murmuraba Y se oía su arcana poesía en la danza sublime de las llamas...
Estherluscinda...
Santander ... España
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