Nuestra familia había vivido en la misma casa
durante muchos años, y era hora de cambiar
de panorama. Cuando finalmente
encontramos una casa que nos gustó,
comenzamos a negociar su compra.
Teníamos que averiguar si incluía el
refrigerador y la estufa. Pero sabíamos
que algunas cosas no estaban incluidas.
La casa no venía con muebles.
Y en plan de chiste yo me preguntaba si
podíamos quedarnos con los autos que había en el garaje.
Cuando compras una casa, puede que no
obtengas el paquete completo. El dueño
se lleva sus pertenencias, aunque tal vez
tengas la opción de comprar algunas de ellas.
Muchas cosas en la vida tienen opciones
de compra. Pero no es caso de nuestra
fe en Jesucristo. Cuando Jesús nos compró
con su sangre en la cruz, no sólo recibió
una parte de nosotros. Él no es sólo Señor
de nuestras cosas religiosas; Jesús es
dueño de todo. Entonces, ¿por qué a veces
vivimos como si algunas partes de nosotros
no le pertenecieran? Eso no es justo para el comprador.
Cristo nos compró: cuerpo, alma y espíritu.
Cerciorémonos de que le dejamos usar el
paquete completo para su gloria. –JDB
Jesús lo dio todo; Él merece TODO.
Nuestro Pan Diario 2005
1 Corintios 6:20 Pues por precio habéis sido comprados;
por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu.
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