Con Fervor Anhelo Tus Atrios
“Cuán hermoso es tu santuario, Señor Todopoderoso. Con qué ansia y fervor deseo estar en los atrios de tu templo. Salmo 84 1 y 2.
Qué es la Iglesia para ti? Un sitio de aburrimiento o un sitio de solaz y esparcimiento. Para el salmista el santuario era el sitio más anhelado y por ello escribe lo que quiero sea para mi una realidad en este día, El salmista dice Cuan hermoso es tu santuario, Señor Todopoderoso . Hermoso no por el edificio, sino porque la presencia de Dios lo llenaba. Con que ansía y fervor deseo estar en los atrios de tu templo. Para el salmista el estar en la presencia de Dios le producía ansia y fervor.
Hoy quiero sentir brotar de mi alma esa ansia y ese fervor. Si esa ansia y ese fervor están en mi corazón entonces como resultado con todo el corazón canto alegre al Dios de la vida.
El salmista un día se quedo observando el templo y mientras observaba el lugar y sentía la presencia divina, entonces exclamó: Aún el gorrión y la golondrina hallan lugar en tus altares, donde hacerles nido a sus polluelos, Oh Señor Todopoderoso, Rey mío y Dios mío. Así mi alma encuentra reposo en el Señor y ese reposo sobrepasa todo el entendimiento humano y me lleva a una nueva dimensión espiritual.
Este es un mundo lleno de convulsiones y dificultades y el único lugar donde puedo hallar reposo para mi alma es en los atrios del Señor. Allí su paz me inunda y su reposo me abriga. Una nueva fortaleza me cubre y entonces puedo decir con el salmista: Felices los que viven en tu templo y te alaban sin cesar. Felices los que en ti encuentran ayuda, los que desean peregrinar hasta tu monte.
El clamor sediento del salmista despierta en mi la misma sed, cuando leo que él dice: Más vale estar un día en tus atrios, que mil fuera de ellos. Prefiero ser el portero del templo de mi Dios, que vivir en lugares de maldad. Porque Dios el Señor nos alumbra y nos protege, el Señor ama y honra a los que viven sin tacha, y nada bueno les niega. Señor Todopoderoso, Felices los que en ti confían. Ese clamor sediento del salmista toca mi espíritu y uno mis fuerzas a las de él en este día para anhelar el estar en este día en los atrios de Dios. Esos atrios alimentan y sustentan y dan fuerza al corazón.
Señor, Gracias por tus bondades y gracias por permitirme llegar hasta tus atrios. Tus atrios me sustentan y me sostienen. No hay lugar más precioso que el lugar de tu santuario. Allí mi alma angustiada encuentra paz, allí mi espíritu sediento bebe del agua cristalina que mana de tu altar. Esa agua cristalina reanima mis fuerza y me hace andar con pie seguro aún en terreno resbaladizo. Eres mi socorro y mi refugio eterno y seguro y solo tu me sostienes. Cuando mi espíritu tiene sed puede llegar a tu altar y allí encontrar el agua que salta para vida eterna. Amén.
Dr. Serafín Contreras Galeano.