Encontráis que la vida es difícil, y es verdad; que los humanos son a menudo malvados y desagradecidos, también es verdad. Pero ¿acaso es ésta una razón para estar siempre indignado, irritado, y amargado? ¿No os dais cuenta que con esta actitud, es a vosotros mismos en definitiva a quienes estáis dañando? Algunos dirán que no pueden evitar indignarse por el espectáculo del mundo y que, si se hacen daño, no se les puede reprochar porque sólo se están haciendo daño a sí mismos. Pues bien, este razonamiento prueba que no tienen una buena comprensión de las cosas. Todos los humanos están unidos entre sí, y si estáis tristes, deprimidos, melancólicos, ello se refleja en las personas con las que os encontráis. ¿No queréis hacer daño a nadie? Aparentemente es cierto, no se lo hacéis; pero se lo hacéis igualmente, porque propagáis ondas y partículas negativas. Creéis que estáis separados de los demás, pero os equivocáis: vuestros pensamientos y vuestros sentimientos influyen en vuestros padres, en vuestros amigos, incluso en los animales, las plantas y los objetos a vuestro alrededor. Aquél que se daña a sí mismo, daña también al mundo entero, no es pues más inocente que los demás contra los que se está indignando."