¿Qué va a quedar de mí cuando me muera sino esta llave ilesa de agonía, estas pocas palabras con que el día, dejó cenizas de su sombra fiera?
¿Qué va a quedar de mí cuando me hiera esa daga final? Acaso mía será la noche fúnebre y vacía que vuelva a ser de pronto primavera.
No quedará el trabajo, ni la pena de creer y de amar. El tiempo abierto, semejante a los mares y al desierto,
ha de borrar de la confusa arena todo lo que me salva o encadena. Más si alguien vive yo estaré despierto.
Presencia/José Emilio Pacheco
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