las caricias que no encontraron eco,
ó el rencor que se asoma en la mirada.
Las soledades plagadas de nostalgias
los amaneceres sombrios arañando las paredes,
y también los besos que no dicen nada.
Duele extraviar el rumbo en el mar de la vida,
siempre naufragando sin llegar a lugar seguro,
la lágrima furtiva que se desliza en el silencio frio.
La falsedad, con olor a engaños y mentiras,
el corazón cuando la traición lo ha herido,
que con su daga en el dolor lo ha consumido.
Duele el adios con aires de olvido
los ojos que perdieron su ansiado brillo,
las sábanas frias de un lecho vacio.
Ese suspiro que se ahogó entre el llanto
las manos extendidas añorando cariño
el deseo ignorado, la pasión herida.
La sonrisa perdida, la ilusión cautiva,
el llanto sin consuelo, las noches de desvelo.
Duele el amor. . . cuando ya se ha ido.
Esmeralda
(Derechos Reservados)