“Así que, recibiendo nosotros un reino
inconmovible, tengamos gratitud,
y mediante ella sirvamos a Dios
agradándole con temor y reverencia” Heb 12:28.
Hoy, como Hijo y siervo de Dios no
solo debo ser un discípulo que cree,
pero un discípulo con credibilidad.
No es muy útil que yo pueda puntualizar
la gracia de Dios a menos que esa gracia esté operando en mí.
En una ocasión un hombre de empresas dijo
a sus empleados. Mi reputación está en sus
manos. Acaso no podría el Señor decirnos
lo mismo a nosotros, si decimos que
somos sus discípulos?. En un sentido
podemos decir que el destino de otros
descansa sobre los que nos llamamos,
“seguidores de Jesús”. No en un sentido
absoluto, pero si en un sentido funcional.
Creo que en ese sentido, Pablo pudo decir:
“Sed imitadores de mi, así como yo los soy de Cristo.
Hoy, mi influencia sobre otros para seguir
a Jesús debe comenzar con mi credibilidad.
Que ellos puedan creer lo que yo creo,
no porque los convenzo con palabras sino
con mi vida.. Sí, que este día al depender
del Señor en todas las situaciones pueda
trasmitir a otros esa credibilidad y ellos
puedan terminar convencidos de que son
el objeto del amor de Dios y del sacrificio redentor de Cristo.
Que ellos son de infinito valor para Dios.
Yo no puedo persuadir a los demás del
amor de Dios a menos que ellos vean hoy
en mí el amor inocente que es la
característica de un discípulo lleno del Espíritu Santo .
La gente que me rodea hoy, quieren creer,
pero no creer en filosofías huecas y vanas
sutilezas, sino creer en el Señor,
sin embargo buscan hechos que les
conmuevan. Mi vida necesita hoy ser un
hecho que convenza a otros que el cristianismo realmente funciona.
Señor, Hoy quiero reconocer que he
recibido en mi vida y he sido recibido en un reino inconmovible.
El Reino de los cielos, el cual opera hoy
en medio de mi realidad. Por lo tanto quiero
tener gratitud en mi corazón por ese hecho
y mediante esa gratitud quiero servirte con
temor y reverencia, consciente de que otros
miraran y entenderán la realidad de tu reino
en la manera como ellos puedan hoy ver
en mi conducta que tu reino me ha afectado profundamente.
Hoy no quiero ser solo un discípulo
que cree, sino un discípulo creíble.
Uno que trasmita credibilidad en lo que digo
tener en ti y por ti. En el Nombre de Jesús. Amén.
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