¿Cuánto dura el placer de creer
que has conseguido lo que deseabas?
El primer sorbo de placer es un encanto,
pero va prendido irremediablemente al miedo de perderlo y,
cuando se apoderan de ti las dudas, llega la tristeza.
La misma alegría y exaltación de cuando llega el amigo
es proporcional al miedo y al dolor de cuando se marcha…
o cuando lo esperas y no viene…
¿Vale la pena? Donde hay miedo no hay amor;
puedes estar bien seguro de ello.
Cuando despertamos de nuestro sueño
y vemos la realidad tal cual es,
nuestra inseguridad termina y desaparecen los miedos,
porque la realidad es y nada la cambia.
Entonces puedo decirle al otro:
“Como no tengo miedo de perderte,
pues no eres un objeto propiedad de nadie,
entonces puedo amarte así como eres,
sin deseos, sin apegos ni condiciones,
sin egoísmos y sin querer poseerte”.
Y esta forma de amar es un gozo sin límites.
El apego mutuo, el control, las promesas y el deseo,
te conducen inexorablemente a los conflictos
y al sufrimiento y, de ahí, a corto o largo plazo,
a la ruptura. Porque los lazos que se basan
en los deseos son muy frágiles.
Sólo es eterno lo que se basa en un amor libre.
Anthony de Mello