La palabra
Aunque el cielo no tenga ni una estrella Y en la tierra no quede casi nada, Si un destello fugaz queda de aquella Que fue maravillosa llamarada,
Me bastará el fervor con que destella, A pesar de su luz medio apagada, Para encontrar la suspirada huella Que conduce a la vida suspirada.
Guiado por la luz que inmortaliza, Desandaré mi noche y mi ceniza Por el camino que una vez perdí,
Hasta volver a ser, en este mundo Devuelto al corazón en un segundo, El fuego que soñé, la luz que fui.
Francisco L.Bernárdez
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