La auténtica cooperación se basa en actitudes, sentimientos y pensamientos que ofrecen apoyo y ayuda:
1. Simplemente ver las cualidades del carácter de otros y no sus debilidades es un acto de cooperación. Facilitará generar un ambiente de convivencia armoniosa. Cuando vemos las virtudes, además de cooperar en crear un ambiente positivo, nos hacemos virtuosos: absorbemos aquello en lo que nos enfocamos.
2. Crear pensamientos sutiles y poderosos que favorezcan el éxito de otra persona es una cooperación invisible que no tiene precio.
3. El crear y esparcir con generosidad buenos sentimientos hacia algún amigo o adversario que esté desanimado es cooperación libre de egoísmo (altruista).
4. Una actitud constantemente positiva independientemente del conflicto o dificultad que se presente es la inspiración para elevar la cooperación.
5. Aceptar, reconocer y valorar a los demás es cooperar en su viaje, suministrándoles así el combustible del entusiasmo.
La cooperación es el tejido de la unidad, la canción de la armonía y la única forma de prosperar juntos. La cooperación nos permite compartir nuestras virtudes y especialidades, y aprender de las cualidades y talentos de aquellos con los que cooperamos.
La cooperación está basada en la fe, el amor y la confianza. Su fuerza se manifiesta cuando hay amor tanto por la tarea como por el papel especial que cada uno desempeña para llevarla a cabo. La verdadera cooperación requiere de buenos deseos y sentimientos puros entre unos y otros. El mayor de todos los logros es cooperar con Dios en su tarea de transformación y renovación.
Autor: Desconocido