
Aguárdame en las bridas del crepúsculo Cuando la tarde caiga como un rayo sobre la torre de marfil en la que ensayo el dolor de mi pecho y de su músculo.
Espérame en el río del linaje allí donde extiende su follaje y verdea en ilusión algún arbusto
Estaré mirando el lujurioso busto de la luna preñada de blancura mientras tu diseñes la hermosura de un trémulo volcán de expectativas
Aguárdame en las Pléyades furtivas donde la misión de amar es tan activa como el apartado postal de una promesa.
Llegaré cuando la noche sea presa de tus manos de cobre y tu cintura y tu labio se desprenda como uva en el sueño de amor que te atraviesa.
Espérame ¡por Dios! que ya no reza mi diablo vencido en tu reproche que se caigan de a uno cada broche que sostiene tu alma de princesa.
No te vayas, corazón, que ya es de noche no me dejes pariendo entre las sombras estos niños ausentes que tu nombras estos hijos que acunan mis tristezas.-
Walter Faila

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