“Ayúdense entre sí a soportar las cargas, y de esa manera cumplirán la ley de Cristo” Gálatas 6:2.
Dios quiere que hoy soporte las cargas de otros. Pacientemente el Señor quiere que corrija con amor las fallas de otros y en esa paciencia esperar mientras soporto esas fallas. Y en esa actitud Dios forjará mi paciencia para que abunde más y más, por lo tanto hoy necesito orar más para el Señor me de esa serenidad que necesito para tal labor.
Se que mi deber es amonestar una y otra vez a mi hermano cuando vea que falla, pero si luego de hacerlo el hermano no enmienda su falta, en lugar de impacientarme necesito llevar esa carga al altar del Señor y dejar que Dios trate de una manera directa con él. Quiero soportar las fallas de los otros en paciencia, porque yo también tengo fallas, aún no soy perfecto. Pero Dios me hará perfecto.
Se que hoy necesito reflexionar sobre el hecho de que si yo mismo no he logrado ser lo que desearía ser, cómo puedo exigirle a los demás que sean como yo quiero que ellos sean?
Muchas veces yo he querido que los demás sean perfectos cuando aún no he corregido mis propias fallas. A veces la libertad de otros me desagrada cuando yo mismo no me negaría esa libertad si me llegara. A veces quiero poner límites en los otros cuando yo mismo quiero vivir sin límites.
Si el Señor en su palabra me dice que soporte las cargas de los otros es porque él sabe que si puedo y en esa confianza quiero moverme hoy.
Ningún hombre es suficiente en sí mismo, ni sabio en sí mismo. Solo en el Señor tenemos la suficiencia y la sabiduría, por ello es que primero hoy necesito al Señor y luego necesito de los demás.
Necesitamos apoyarnos los unos a los otros, consolarnos los unos a los otros, ayudarnos mutuamente y aconsejarnos los unos a los otros y así fortalecernos en medio de la adversidad, porque la adversidad no debilita al hombre sino que muestra lo que es. Es en los momentos de debilidad , lucha adversidad y falla que necesitamos al hermano y hoy quiero ser uno de los que está dispuesto a soportar las cargas de los demás.
Señor, a veces he juzgado al que me ha fallado y me he retirado de él y no he querido llevar su carga, pero hoy encuentro que es necesario aprender a soportar las cargas de el así como tú has soportado mis cargas y mis fallas. Quiero extenderme hacia los demás con una nueva actitud y se que en esto tu me ayudarás y me sostendrás. Amén
Ningún hombre es suficiente en sí mismo, ni sabio en sí mismo. Solo en el Señor tenemos la suficiencia y la sabiduría, por ello es que primero hoy necesito al Señor y luego necesito de los demás.
Necesitamos apoyarnos los unos a los otros, consolarnos los unos a los otros, ayudarnos mutuamente y aconsejarnos los unos a los otros y así fortalecernos en medio de la adversidad, porque la adversidad no debilita al hombre sino que muestra lo que es. Es en los momentos de debilidad , lucha adversidad y falla que necesitamos al hermano y hoy quiero ser uno de los que está dispuesto a soportar las cargas de los demás.