LA VIDA...II
A la isla donde, náufragos, arribamos, -y que cerca un vasto mar de duda eterna-, nos asimos, tras cruzar recia galerna, la barquilla frágil en que navegamos.
Por sus crespas dunas de bastas arenas, y sus anchos ríos, bruscos, caudalosos, vamos transitando tensos, cautelosos, porque así paliamos sus duras carenas.
Puebla nuestra mente con mística esencia de sueños, amores, dogmas, desengaños…, por ello, entre credos y dudas, vagamos…
Mas, en el ocaso de nuestra existencia, al dejar su suelo, tras pasar los años, nos vamos indoctos…, ¡tal como llegamos!
Agustín Delgado Santana

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