
Al comienzo de la noche, noche con carencia de luna… de luceros, el cielo se presenta con una melancolía que llena todos los espacios de tristeza y de humedad que brota de los ojos de una persistente lluvia que se mezcla con mi llanto originado de tanta soledad.
Me sorprende el temporal en medio de tu camino y el mío, entre tu corazón y mi alma, sus gotas caen sin compasión sobre mi adolorido cuerpo, le suplico al cielo que no se ensañe contra mí, que mi pobre alma se ahoga de tanto gemido que no quisiera seguir sufriendo.
Deseo expresar todo al mismo tiempo: descansar…pensar…morir y sin embargo tengo una avaricia grande de reír… de vivir…de correr…de escapar de tanta amargura e ir en busca de consuelo en algún lugar distante…en algún lugar oculto.
Más que una necesidad es mi ambición de reunir de nuevo mi reflexión, mi razón y armonizar los sentidos de mi vida, lo que más deseo es detener de un sólo golpe la tormenta que se ensaña en cada uno de mis emociones y me asecha en los rincones de mi existir.
Ya quisiera que la lluvia dejara de caer llenando los campos de gotas inclementes, su humedad se confunden con mis lágrimas, mis sentimientos y mis emociones quieren remontar montañas cálidas buscando alejarse de tanta saturación que ensombrece este delicado corazón.
Ligia Rafaela
(Derechos de Autor)

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