Girando por la oscuridad del universo, atada a las sombras de esta tierra, vagaba por las noches, entre velos que ocultaban la razón de su existencia.
La luz, que de pronto la envolviera, llegaba de algún sitio muy lejano, transformándola en luna, el reflejo, le daba a la existencia, su reclamo.
La verdad, del sol que le alumbraba, dejaba ver el rayo, en sus velos dorados. Fue luna, porque el sol así lo quiso, envolviéndola en la luz de su costado.