EL VIENTO Y
EL ALMA
Con tal vehemencia el
viento viene del mar, que sus sones elementales contagian el
silencio de la noche.
Solo en tu cama le escuchas insistente en los
cristales tocar, llorando y llamando como perdido sin nadie.
Mas
no es él quien en desvelo te tiene, sino otra fuerza de que tu cuerpo es
hoy cárcel, fue viento libre, y recuerda.
Luis Cernuda
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