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General: El pequeño huevo de chocolate....
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: Espuncio  (Mensaje original) Enviado: 22/04/2011 03:05
El pequeño huevo de chocolate....


 

 

 


El pequeño huevo de chocolate




¡Viva! Por fin en vacación!". Aquel de Federica fue un grito de alegría. El día siguiente serían iniciadas las vacaciones de Pascua. Se encaminó veloz hacia casa, saludando a alta voz a los condiscípulos que se pararon a charlar. Por la tarde habría partido para ir a encontrar los abuelos en el campo. Una semana de descanso absoluto y juego: ¡a las tareas nos habría pensado en la vuelta!  
 
A la improvisación en cambio, su atención fue llamada por un pequeño grupo de personas cercado alrededor de una sorpresa tenderete. Un simpático viejecito, vestido por brujo, empaquetó con hacer incierto pero solemne de los pequeños huevos de chocolate.  
 
Los chicos alrededor del banquete parecieron más interesados a las historias fantásticas contadas por el brujo que a los huevos de chocolate: este en efecto fueron pequeñitas, bastante macizas, y también empaquetáis no fueron mínimamente comparables con las que él pudo admirar en los escaparates de las reposterías.  
 
Federica se acercó a curiosa, e inició a escuchar las palabras del viejecito "... no son los usuales huevos de chocolate… no hacéis engañarvos de la apariencia… Son huevos mágicos.... te la Compras y no os arrepentiréis de ello…."  
 
"Sería divertida pararse a escucharlo - Federica pensó - pero tengo que ir a casa". Estuvo a punto de alejarse, cuando el viejecito se dirigió a con estas palabras: "Y tú, simpática niña, no compra a uno de mis huevos mágicos?". Federica fue cogida desprevenido, y no sabiendo qué contestar, dijo: La compraría de bueno gana ", pero tengo solamente poco chicos, y no pienso basten para también comprar sólo uno huevo!". Federica enseñó los pocas monedas que tuvo en el bolsillo, pero al viejecito no semejó interesar el dinero que Federica pudo ofrecerle: "Eliges aquél que más te gusta-le dijo - la entrega a casa, y sólo la abres el día de Pascua!."  
 
Federica, un poquito titubeante, eligió ya su pequeno huevo entre los empaquetados, entregó el dinero al viejecito y se encaminó hacia casa. La tarde, mientras preparó los equipajes por su vacación, tomadas el pequeño huevo y lo puso en su mochila: fue de veras gracioso, envuelto en aquel papel pintado y atado con un moño dorado.  
 
La llegada a casa de los abuelos fue como siempre una fiesta: tres meses sólo fueron pasados por las vacaciones de Navidad, pero pareció que no se viera desde hace años. ¡A la usual Federica corrieron en su cama, mirando si sus pequeños primos ya hubieran llegado, y luego calle, a cena! En todo esto trasiego, no se acordó casi pequeno huevo; solamente la tarde, antes de acostarse, lo sacó de la mochila y lo apoyó en una repisa a los pies de la cama.  
 
Los días pasaron veloces y descuidadas hasta que el día más esperado llegó: Pascua. O mejor, el día del almuerzo de Pascua. En estas ocasiones en efecto la abuela, hábil cocinera, solió preparar almuerzos memorables y luego, además, hubieron los huevos que romper. ¡Cada año fue una competición con los pequeños primos para ver quien hubiera vencido la sorpresa más bonita! Y a juzgar por los huevos de chocolate apoyados en la creencia, también este año habría sido una bonita competición.  
 
Por fin el momento llegó: el almuerzo les volvió al término y a Federica tuvo frente a si un majestuoso huevo de pasqua, elegantemente decorado. A lo usual, fue el abuelo a empezar la fiesta: "¡Y ahora, mi pequeños nietos, abra vuestros huevos!". Poco segundo, y los huevos ya fueron a trozos!  
 
En el huevo de Giovanni, el cuginetto más grande, fue un bonito reloj mientras en aquel de Marco, el más pequeñito, fue un cochecillo; Por fin Federica encontró un bonito collar. Giovanni enseñó con orgullo su regalo, convencido de haber vencido la competición, pero Federica le tuvo en serbio una sorpresa. "Paras todo, yo todavía tengo un huevo" y así diciendo carreras a habitación a tomar su pequeno huevo.  
 
Cuando volvió a cuarto de estar, hubo una gran risotada de parte de todos los comensales: efectivamente, con respecto de los huevos apenas abiertos, aquel pequeno huevo pareció de veras ridículo. Pero Federica no se desanimó, se metió a jefe mesa y dijo, con hacer solemne: "Vosotros no sabéis, pero este huevo es mágico!". Sacó el papel y rompió el huevo. En un instante la hilaridad de los comensales se transformó en estupor: del huevo en efecto salió un pajarito de chocolate, que inició en un primer momento a moverse incierto sobre la mesa y luego, tomado un poquito de ánimo, desprendió el vuelo y empezó a volar en el gran comedor. No hubo duda: estuvo sin otro la sorpresa más bonita de esta Pascua.  
 
Después de un primero instante de incomodidad, el abuelo dijo: "Federica, ahora cosa hacemos con este simpático a pajarito?". Viendo su pequeño primo vagar furtivo con la red que usó de verano para capturar las mariposas, Federica exclamó: "Ante todo tenemos que protegerlo de Marco. ¡Sabes cuánto es goloso, podría hacerse venir extrañas ideas!". En el ínterin pero el pajarito alcanzó la gran ventana que dio al jardín, se posó por un último gorjeo de saludo y voló fuera! Federica se precipitó en jardín, pero ya del pajarito ya no fue huella.  
 
El resto de la vacación pasó alegre y descuidada, aunque Federica no logró olvidar su pajarito volado fuera.  
 
Llegó por lo tanto el día del regreso a casa y-todavía peor-del regreso a escuela.  
 
El primer día pasó sin grandes problemas: la maestra corrigió las tareas, con las amigas habló de las vacaciones pasadas y a la hora de almuerzo salió para ir a casa, pero en cuanto fuera de la escuela hubo una sorpresa a esperar a Federica: el viejecito vestido por brujo otra de sus descabellados tenderetes preparó.  
 
Federica se hizo ancha entre los curiosos y llegó delante del brujo; habría querido preguntarle muchas cosas, pero una vez más el viejecito la precedió: "Hola, me acuerdo de ti!" Luego, después de una breve pausa, dijo: "Creo saber cosa te hace falta!" y hurgando entre las baratijas encontró un simpático pito en forma de pajarito. Federica, como siempre, recogió un poquito de monedas del bolsillo y las entregó al viejecito con una sonrisa, tomadas el pito y volvió de carrera a casa.  
 
Almorzó velozmente y luego calle sobre el balcón; sopló en el pito y quedó en espera: al principio pareció que nada no está sucediendo, pero luego, de repente, apareció al horizonte al simpático pajarito que inició a aletear y gorjear alrededor de Federica, por luego desaparecer de nuevo en el cielo azul. Una vez más el viejecito tuvo razón: pequeno huevo y pito fueron de veras mágicos, y ahora Federica y su simpático pajarito habrían podido siempre estar junto.


Desde la Red

 

 

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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: Fe Consuelo Enviado: 22/04/2011 03:10
 
GRACIAS
TU PARTICIPACIÓN ES
MUY IMPORTATE
EN ESTA CASITA
ES GRATO LEER TUS
APORTES
FELIZ DÍA
 
Fondo Consuelo

Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: Paqui Enviado: 22/04/2011 19:03
MUCHAS GRACIAS QUERIDO AMIGO POR TAN BUEN APORTE
DIOS TE BENDIGA Y TE GUARDE POR SIEMPRE
BESOTES


Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: yanely Enviado: 23/04/2011 13:24


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