Autoevaluación diaria
Cuando termina el día todos deberíamos hacernos la pregunta
de si nos estamos acostando orgullosos
de lo que hicimos en ese camino.
De hecho cada vez que hago una charla adolescente
siempre parto preguntando si cuando se duermen en la noche
se duermen orgullosos de lo que han rendido ese día
y la verdad es que muy pocos contestan que sí.
¿Qué nos falta a todos para contestar que si y sin dudar,
entendiendo que hay excepeciones
y no todos los días son iguales y no producen los mismos resultados?
Mi impresión es que nos falta conciencia de presente,
de lo que hacemos en cada momento,
esa maravillosa capacidad para darnos cuenta
de lo que nos pasa por dentro en lo que hacemos
y lo que pasa a nuestro alrededor,
si vieramos al otro como un otro real,
que quiere y necesita lo mismo que yo,
quizás ya actuaríamos distinto.
Nos falta gozar más de lo cotidiano, de lo simple,
de eso que no tiene valor económico, reirnos más
y por sobre todo ser màs agradecidos.
He mencionado muchas veces que una de mis grandes fragilidades
es la poca capacidad que tengo para autocuidarme
y como intento aprender todos los días un poco más ello.
Sin embargo no creo que esto me pase sólo a mí,
creo que es muy frecuente y que al final del dìa
influye en la evaluación.
Para poder llegar al final del día y sentirnos orgullosos
de nosotros y de lo que hicimos, creo que debemos ser capaces
de preguntarnos cuanto entregamos del alma,
cuan felizmente cansados llegamos a casa,
cuanto intentamos dejar huella
y por lo mismo ver si fuimos o no felices
en ese camino que duró varias horas..
Ojalá la mayor cantidad de días nos terminemos evaluando
con un sentimiento de alegría y con toda la humildad
que al siguiente lo haremos un poco mejor.