Casi, sin saberlo, te imagino en una articulada señal, con los bríos accesibles del verano y sus fuerzas, cuando el trueno oculta las estrellas, obstinado, en el camino de acceso que marca el destino preciso, el saber que tu Alma está en continuo movimiento, en el centro de los sueños del pasado y del silencio. Es tu imagen que en las noches me trae el viento, sabiendo que acepto los rincones inéditos de tu tiempo, tus pasos lentos y coordinados en las sombras, tu voz que tiene una luz de diversos matices, y tu nombre que parpadea con letras prodigiosas y secretas, sobre gotas de lluvia que cuelgan de los geranios de mi puerta.
Puedo verte en el reflejo tenue de una pena, en la sonrisa curva que multiplica el intento, buscar y encontrar el momento sin demora, porque tiembla mi distancia prematura y sola, de todas formas, sé que me miro en tu ligero espejo, y me dejas ir con las gaviotas de años solitarios, abro la ventana y las hojas estériles las lleva el viento, dividiendo exactamente las tardes de la vida… pero no la cierro todavía, tu figura reposa sobre el aljibe, se anuda mi emoción y rindo tributo al callado cielo, cuando puntualmente tus líneas geométricas caen al suelo.
DE LA RED
|