Hierro.
Y ahora que ya lo sabes,
que has visto este talón de virgen que, descalzo,
te ofrezco en desmesura
y has clavado en mi piel todos los versos
y me has dado la fuerza y me has quitado
de nuevo ese poder.
Y ahora que tú ya sabes,
tan adentro de mí, que existe el fuego
pequeño y asustado de la luz
y que soy débil,
pues mirando este mar me siento nada
y me diluyo abstracta entre la tierra
como un muerto sencillo,
como una alondra muerta que volara,
por debajo de mí, hacia tu mano abierta.
Ahora que ya me puedes
asesinar de un soplo y solamente
me matarás un poco, pues no soy
más que, grisácea y pura, una ceniza.
Ahora, has de saber que la poesía
es la sola razón que me sostuvo.
Alberola Dolors.
|