NUESTRO FINAL
Me recordarás un dia en que fuí tu amante, y al resbalar tu lágrima sobre el pasado tu corazòn cargado de odio te culpará toda la vida.
Cuando en las noches, silenciosa apoyes tu cabeza, allí en la almohada, recordarás que fuiste mía. Que fuí yo quien te dejó la huella de amor que en vano tratas de ocultar al mundo.
Si te entregaste por amor, aquella noche en esta noche pondremos fin a una existencia, y terminar para siempre una mentira.
No quiero de tus ojos una lágrima. Ni de tus labios la palabra "suerte", Ni digas con fingida ironía, que es mejor el separarnos, aunque de amor estés muriendo.
Sólo deseo que en tu pensamiento, quede mi nombre hasta la muerte, y en tu corazón el odio eterno. Si fue verdad que me quisiste un dia.
Sabemos que es dolorosa la partida. Que vuelve a sangrar la vieja herida. pero es preferible morir por un instante, a que me sigan destruyendo de por vida.
Ahora resalta de tus ojos el orgullo, diciéndome tus labios con desdén, "que tú me conociste destruído" pero pregunta a tu conciencia, ¿ porqué me diste lo que mas querías, aquella noche en que fuiste mía?
Ahora me reprocha tu orgullosa inteligencia, diciendo que te hiero hasta el cansancio pero es necesario que me odies sin consuelo, a que olvides que fuimos novios.
Deja que el tiempo amarille nuestro ajuar, o que te sirva cuando entierres tu vergüenza en otros brazos. Será como un castigo inevitable, la burla que te causen tus amantes, y entonces llorarás arrepentida porque no sabrás donde encontrarme.
Serás tal vez como una ficha en el inmenso tablero de la vida, que te mueve el destino a su capricho. Es una pena que mi adiós sea tan duro, pero has matado la ilusiòn y mi esperanza para dejar que hable el corazón herido.
Trataré de olvidarte. No lo niego. Pero es tan corto el tiempo que me queda, que buscaré consuelo en mi tristeza No sólo opinabas de mi con tal ceguera Pero el mundo es asi, ¡pura soberbia! y no tengo camino que escoger que el camino seguro de la muerte, al que tú me empujaste sin remedio.
Esperé que me dieras ese apoyo que de mi parte tuviste, cuando te encontrabas solitaria. Esperé que me dieras ese apoyo y hoy tus labios, esos labios que mil veces me han besado. me dan el amargo sabor de despedida.
Es por eso que parto sin consuelo. Es por eso que dejo a mi pluma llorar todo el amor que brindé en la vida todo el amor de mi juventud perdida.
Alfredo Amado del Pozo
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