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Un Gran Privilegio
"Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de
Dios para salvación a todo aquel que cree" (Romanos 1:16).
Recuerdo que, cuando era niño, mi madre me colocó sentado en
su cuello y, solemnemente, me habló de la importancia de
confiar en Jesus como mi Señor y Salvador. Yo le contesté:
"Me gustaria, mamá, de hacer eso, pero, los otros niños irán
a se reír de mí". Mi madre, con mucha ternura, me dijo:
"Henry, se recuerde que ellos pueden se reír de usted en el
infierno, sin embargo, jamás podrán se reír de usted fuera
de él." (Ironside - Commentary On John, pagina 527)
Ser un cristiano, tener Jesus en el corazón, es una de las
cosas más importantes de nuestra vida. Es Él que nos da la
dicha, la alegría de la salvación, la seguridad en los
caminos de la vida, el regocijo de un registro celestial, un
lugar a Su lado por todo el eternidad.
El apóstol Paulo no se avergonzaba de servir a Dios, yo
tengo mucho goce en hacer el mismo, muchos hombres, mujeres
y niños tienen la misma experiencia.
Estar en la presencia del Señor, obedecer a las enseñanzas
de Su Palabra, confiar en Su providencia, proclamar su
nombre en todo el tierra, es un privilegio que tienen todos
los hijos de Dios.
El personaje de nuestra historia acató el consejo de su
madre y jamás dejó de confiar en el nombre del Señor Jesus.
Creció debajo de Sus bendiciones hasta que se volvió, él
mismo, una bendición en Sus manos.
Jesus vino a este mundo para darnos vida abundante. Y no hay
vida más plena y prazerosa de lo que disfrutar su amor y
compartirlo con todos. No hay vida más feliz que andar en la
luz de Cristo y ser luz en los caminos de este mundo. No hay
vida más completa que aquélla vivida delante del altar de
Dios.
Paulo Barbosa
Un ciego en el Internet
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