EL MUNDO QUE TE DEJO
Hijo mío, perdóname por el mundo que te dejo. Que no es el mismo que me dejaron tus abuelos. Un mundo que aniquila a animales indefensos. Que extingue especies en mares, tierra y cielo. Tapizado por verdes dólares, demasiado dinero, pero con cada vez menos verdes árboles en el suelo. En el que la vida de cada ser humano es despojo del saqueo, un miserable despojo de la política y de los gobiernos. Un mundo en el que inventan guerras con pretextos. Mientras millones mueren cada mes, sin alimentos. Un mundo que tiene poco amor y demasiado sexo, en el que no existe el 'por favor' ni el agradecimiento. Un mundo con muy poco de Dios, y mucho del clero, quien hizo que millones de incrédulos se vuelvan ateos. En el que tomar agua pura se vuelve un privilegio. Un mundo en el que los pobres matan a los pobres tan solo por un celular, una bicicleta, o poco dinero. En el que, aunque cada vez hay en todo más expertos, aumenta la falta de trabajo y cunde el desempleo. En el que los verdaderos valores se fueron perdiendo, reemplazados por la cultura del entretenimiento. Me hubiera gustado poder cuidarlo, y atenderlo, y así entregártelo tal cual lo tenían mis viejos. O mejor me hubiera gustado dejarte un mundo nuevo. Pero hoy ya no me queda más tiempo. Porque cuando leas esto, yo ya estaré muerto, y con tus manos llevarás mi cuerpo al cementerio. Perdóname, hijo mío, por el mundo que te dejo.
Copyright © Rubén Sada
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