MATERNIDAD.
En tu rostro la sonrisa simple y la mirada dulce con una alegría que sólo tú explicas… Tu caminar se ha tornado lento, como si hubiera temor en tus pasos.
No será un secreto cuando tu cintura se ensanche y henchidos tus pechos, con sabor a esperanza y a sangre nueva en las nueve lunas de la larga espera.
Cambiarás el gusto entre las vitrinas de algunas boutiques de moda y elegancia, ahora tus ojos verán sólo aquellas con sus diminutos ropajes de arrullo. Un aroma a nido y a leche materna habrá entre las sábanas de tu blanco lecho, mientras tus mejillas encenderán rubores con caricias suaves en preñado vientre. Sólo la ternura rodeará tu imagen, las manos ansiosas querrán su tersura, un sabor a vida de pálidos cielos en la calle vieja traerá canciones. Y un día de fiesta, tal vez en domingo, abrirás tu cuerpo a un llanto pequeño y en tu regazo amamantarás a un niño con tibia fragancia de un amor profundo.
Rubén Maldonado .
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