¡Tu y Yo.
Digo hola entre lágrimas saladas y al recordar tu olor me tiembla el pulso. Quisiera abrazarte y volver atrás en el tiempo, abrazarnos de verdad. Mirar al cielo y pensar en la ternura, el respeto y la suerte de tenernos. En un determinado momento de nuestras vidas un “algo” nos unió. No dudo que sea uno de los momentos de mi vida más intensos y maravillosos. Ni tampoco que mis lágrimas fueran símbolo de esperanza. Yo te amo y no puedo explicar por qué, ni cómo, ni por qué daría mi vida por ti. Y porque te echo tanto de menos cuando no estás. Te abrazo, pienso en tus ojos, los observo desde mi recuerdo me pregunto a qué huele el amor, porque cuando te miro noto en el aire un espeso olor a primavera, a esperanza, a ternura y me imagino tus besos tus caricias, y oigo de fondo esa música romántica que toca el viento para nosotros. Y mientras tú, ahí callado, tan pausado como siempre, y yo pensando que me gusta el silencio. Que ojalá tu pudieras oír el silencio que siento, que estoy allá a lo lejos y que estoy quejándome y que me oyes desde lejos, que mi voz llega hasta tu alma. A veces con una sola sonrisa me devuelves aquí, donde tu estás y recuerdo que estoy abrazándote. Que tu compañía por un momento, por un simple instante, es eterna. A veces a través de tus ojos viajo para poder rozar ese sentimiento que guardas en tu corazón, para que me digas con tu lenguaje de amor si estás cuando te busco, si puedo caminar contigo... y me gustaría que cuando estemos juntos enlacemos esfuerzos para prolongar el tiempo, para que haya un contacto entre nuestras almas, y así encontrarnos en un mundo donde no caben las palabras, sólo sensaciones. Siento que la ternura se pierde entre el cansancio, que las lágrimas ya no son saladas sino amargas y que sin quererlo tus ojos se vuelven ausentes. Quisiera poder viajar contigo como hacíamos antes, quisiera abrazarte y sentir como tu cuerpo se envuelve de amor, quisiera poder tenerte como antes aunque fuera un momento. Quisiera que tu voz alejará intrusos que tu cuerpo destruyera los aires tristes, que tus ojos cegaran la oscuridad de los malos momentos. Quisiera que volviera en ti esa sonrisa que inspiraba al mundo a descubrir nuevas sensaciones. La soledad mata, suena en silencio y de repente me veo deambulando sin poder tenerte, anhelando tenerte, acariciar ese latido incansable ese corazón sediento. Soledad, compañía temible, y de repente quiere convertirse en mi fiel amiga, compañera de mis sueños, de mis anhelos, soledad siniestra que hace evocar la tristeza. La soledad deambula por las calles desconocidas se entremezcla con las almas perdidas y se junta con ellas, la veo todos los días menos cuando estoy contigo, porque tu la alejas con tu amor deseoso. Sin embargo, hoy recorro las calles desconocidas lentamente, como si no tuviera prisa por llegar a ningún sitio, observo las almas que van sueltas por la ciudad, me apoyo sobre una pared y de repente recuerdo 28 de septiembre... ojalá alguien me prometiera que eres para mí, una ilusión duradera, que me querrás incansablemente, ojalá existiera esa certeza que desconocemos.
Autor desconocido .
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