Mujer que fingiste amarme, mujer que siempre amaré. ¿Cómo pudiste olvidarme cómo es que no lo noté?
¿Cómo fue que de tu boca el doloroso adiós pudo salir? Y es tanto el dolor que invoca, el saber que estoy sin ti.
Soy un ser abarrotado con desgracia junto a mí. Un idiota desdichado, que todavía llora por ti.
Soy un necio y hoy lo admito, aunque ahora he de llorar. Lloraré y brindaré con un vino, a tu suerte junto al mar.
DE LA RED
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