Cuando decidimos
actuar, suelen ocurrir algunos excesos.
Dice un antiguo
refrán culinario: “no se puede hacer una tortilla
sin romper algunos
huevos”.
Cuando decidimos actuar, es natural que surjan conflictos
esperados.
natural que se
produzcan heridas en el transcurso de estos conflictos.
Las heridas pasan:
sólo quedan las cicatrices.
Esto es una bendición; esas cicatrices se van a
quedar con nosotros el resto
de nuestra vida, y
van a sernos de mucha ayuda. Si en algún momento
por comodidad o por
cualquier otra razón, la voluntad de volver al
pasado fuera
grande, bastará con que las miremos.
Las cicatrices nos van a mostrar las
marcas de las esposas, nos van a
recordar los
horrores de la prisión y nos harán ir hacia adelante.
PAULO
COELHO