Sobre la belleza de la mujer
En cierta oportunidad escuché la historia de una dama que cuando fue a la reunión conmemorativa del vigésimo aniversario de su graduación de estudios secundarios descubrió algo sorprendente: la mayor parte de las señoras que habían sido hermosas en su juventud se veían más bien marchitas, mientras que muchas de las que habían sido chicas cuyo atractivo no era algo que se destacara, mostraban ahora el brillo de su belleza interior. A medida que hablaba con estas amigas de tantos años atrás, se fue dando cuenta de que las que habían sido hermosas no habían tenido que hacer muchos esfuerzos para atraer la atención. A lo largo de los años habían mantenido la tendencia a sentirse satisfechas consigo mismas. Por el contrario, las otras damas de aspecto más sencillo, habían tenido que trabajar abiertamente para desarrollarse y, por eso, llegaron a convertirse en seres humanos verdaderamente atractivos.
Para mí, la verdadera belleza de una mujer no está en su apariencia sino en lo profundo de su corazón. Una mujer que hace esfuerzos extremos y que se dedica con todo su corazón a su campo de acción es hermosa, brilla de verdad. Luce aguda, decidida y segura de sí misma. Este tipo de esplendor siempre sobrepasará, en mi opinión, a la belleza externa de cualquier adorno que lleve puesto esa mujer. De hecho, las mujeres que están conscientes de su belleza interior, no necesitan pedirle prestada la belleza a nada que les sea externo.
Por otra parte, resulta lamentable que quienes sólo se preocupan por su apariencia física, la mayoría de las veces lucen empobrecidas espiritualmente y tratan de remediar esa carencia con trampas externas.
Todos añoramos tener cosas hermosas: belleza interior, belleza física, una vida hermosa, una hermosa familia, y así sucesivamente. Pero esto no puede lograrse si nos aislamos y nos limitamos a sólo vernos a nosotros mismos. Debemos establecer las mejores relaciones con otras personas e interactuar con nuestra comunidad y sociedad con un corazón abierto. Debemos ser amables con la naturaleza. Es sólo mediante este proceso que podemos realmente crecer y cultivar nuestra propia belleza.
Una mujer que puede alabar, apreciar y respetar con todo su corazón a los que la rodean es más hermosa que otra que constante está criticando a los demás. De igual modo, una persona que puede encontrar alegría y júbilo por sí misma, en su cotidianidad, o hasta en la naturaleza y en el cambio de las estaciones, tiene la calidez y el brillo que puede proporcionar un sentido de paz y bienestar a los demás. Una gran capacidad para descubrir la belleza hace bella a una persona.
El famoso escultor Rodin dijo una vez que la belleza no ha de ser encontrada en una mujer en particular sino en todas las mujeres. Rodin identifica la fuente que ilumina esta belleza como la "llama de nuestra vida interior". La llama de un corazón puro, la llama de la compasión, la llama de la esperanza, la llama del coraje. Estas llamas son las fuentes de luz que le permiten a la mujer irradiar belleza.
Se dice que "lo más hermoso de una mujer brilla con la edad." Encuentro tanta sabiduría en estas palabras. La gente, por lo general, relaciona la belleza con la juventud. No logra establecer la conexión entre las palabras "mujer bella" con "mujer mayor". Una mujer joven, en su adolescencia, es en verdad hermosa, pero hay una clase diferente de belleza que se encuentra en las mujeres que tienen alrededor de 30, 50 y hasta 70 años de edad. Cuando buscamos la belleza dentro de una persona nos percatamos de que una mujer verdaderamente hermosa es aquella cuya belleza interior sigue siendo profunda y sigue siendo cultivada a lo largo del tiempo.
El budismo enseña que la apariencia física de una persona es un reflejo de su ser interior. De allí que una mujer verdaderamente hermosa es fiel a sí misma.
Hoy en día vivimos en una época en la cual el comercialismo determina lo que es "bello". No obstante, por favor, recuerde que usted no podrá encontrar la verdadera belleza en estas tendencias de la moda. Recuerde también que la belleza tampoco puede ser comprada con el dinero.
Muchas mujeres inseguras tienden a confundirse con los mensajes que reciben por parte de los productores en masa presentes hoy en día en nuestro entorno; sin embargo, siento que el que usted aprecie y perciba su propia belleza tiene que ver con que establezca un ser interior seguro y firme que no pueda ser influenciado por las circunstancias externas.
Toda mujer puede ser hermosa.
Todo comienza con que ella crea en su propia belleza.
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