Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

NUESTRO MUNDO
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 ☼General☼ 
 ☼Normas d Nuestro Mundo☼ 
 ☼Oremos☼ 
 ☼Nuestra Capilla☼ 
 ☼Cumpleaños☼ 
 ☼Reflexiones☼ 
 ☼Poesías y Poemas☼ 
 ☼A cocinar!!☼ 
 ☼Ofrecimientos de firmas☼ 
 ☼Retirar firmas☼ 
 ☼Grupos Amigos☼ 
 Rincón de Juanito (Sus Rutas Antiguas) 
 
 
  Herramientas
 
General: Algo Lindo- En El Camino De Santiago-
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Lissa  (Mensaje original) Enviado: 03/07/2011 21:44
IMAGENORIGINALLADY4.jpg picture by javi1979

SEPARADOR2-3.jpg picture by javi1979SEPARADOR2-3.jpg picture by javi1979SEPARADOR2-3.jpg picture by javi1979

En El Camino De Santiago, 1986

"Esta nube tiene que acabar," pensaba yo mientras me afanaba por
descubrir las marcas amarillas en las piedras y en los árboles del Camino.
Hacía casi una hora que apenas había visibilidad, y yo seguía cantando, para
alejar el miedo, mientras esperaba que sucediera algo extraordinario.
Envuelto en tinieblas, solo en aquel ambiente irreal, comencé una vez más a
ver el Camino de Santiago como si fuese una película, en el momento en que
se ve al héroe hacer lo que nadie más haría, mientras los espectadores
piensan que esas cosas sólo pasan en el cine. Pero allí estaba yo, viviendo
esa situación en la vida real. El bosque se tornaba más y más silencioso, y
la oscuridad empezó a clarear. Podía ser que estuviera llegando al final,
pero aquella luz confundía mis ojos y pintaba todo a! mi alrededor de
colores misteriosos y aterradores.
De repente, como en un espectáculo de magia, la oscuridad se
desvaneció por completo. Y frente a mí, clavada en lo alto de la montaña,
estaba la Cruz.
Miré a mi alrededor, vi el mar de nubes del que había salido, y
otro mar de nubes muy por encima de mi cabeza. Entre estos dos océanos, los
picos de las montañas más altas y la montaña del Cebreiro, con la Cruz.
Sentí un gran deseo de rezar.
A pesar del deseo, no conseguí decir nada. A un centenar de
metros más abajo, en una aldea de quince casas y una pequeña iglesia
empezaron a encenderse las luces. Por lo menos tenía donde pasar la noche.
Un cordero descarriado subió al monte y se puso entre la cruz y yo. Me miró,
un poco asustado. Durante mucho tiempo seguí mirando al cielo casi negro, a
la cruz, y al cordero blanco a sus pies.
- Señor -dije, finalmente-. Yo no estoy clavado a esta cruz, y
tampoco Te veo a Ti en ella. Esta cruz está vacía y así debe permanecer para
siempre, porque el tiempo de la Muerte ya pasó. Esta cruz era el símbolo del
Poder infinito que todos tenemos, clavado y muerto por el hombre. Ahora este
Poder renace para la vida, porque he recorrido el camino de las personas
comunes, y en ellas he encontrado Tu propio secreto. También Tú recorriste
el camino de las personas comunes. Viniste a enseñarnos de cuánto éramos
capaces, y nosotros no quisimos aceptarlo. Nos mostraste que el Poder y la
Gloria estaban al alcance de todos, y esta súbita visión de nuestra
capacidad fue demasiado para nosotros. Te crucificamos no por ingratitud
para con el hijo de Dios, sino porque teníamos mucho miedo de aceptar
nuestra propia capacidad. Con el t! iempo y con la tradición, Tú volviste a
ser sólo una distante divinidad, y nosotros volvimos a nuestro destino de
hombres.
"No hay pecado alguno en ser feliz. Media docena de ejercicios y
un oído atento bastan para conseguir que un hombre haga realidad sus sueños
más inalcanzables."
El cordero se levantó y yo lo seguí. Ya sabía adónde me llevaba,
y a pesar de las nubes, el mundo se había vuelto transparente para mí.
Aunque no pudiese ver la Vía Láctea en el cielo, tenía la certeza de que
existía y mostraba a todos el Camino de Santiago. Seguí al cordero, que
caminó en dirección a aquella aldea, llamada también Cebreiro, como el
monte. Allí, en cierta ocasión tuvo lugar un milagro, el milagro de
transformar lo que uno hace en algo en lo que uno cree. El Secreto de mi
espada y del Extraño Camino de Santiago.
Mientras descendía la montaña, recordé la historia. En un día de
gran tormenta, un campesino de un pueblo cercano subió al Cebreiro para oír
misa. Celebraba esta misa un monje casi sin fe, que despreció interiormente
el sacrificio del campesino. Pero en el momento de la consagración, la
hostia se transformó en la carne de Cristo, y el vino en su sangre. Las
reliquias siguen allí, guardadas en aquella pequeña capilla, un tesoro mayor
que toda la riqueza del Vaticano.
Fui a la pequeña capilla, construida por el campesino y por el
monje, que había empezado a creer en lo que hacía. Nadie sabe quiénes eran.
Dos lápidas sin nombre en el cementerio de al lado marcan el lugar donde
están enterrados sus huesos. Pero es imposible saber cuál es la tumba del
monje y cuál la del campesino. Porque, para que sucediera el milagro, era
preciso que las dos fuerzas libraran el Buen Combate.
Desde entonces, cada vez que me enfrento a un desafío
importante, recuerdo la historia del milagro del Cebreiro. A la fe, a veces,
hay que provocarla para que se pueda manifestar.
Y este año estoy conmemorando los veinte años de la peregrinación
que cambió mi vida. La próxima semana, el día 25 de julio, se celebra el día
de Santiago de Compostela. Si pueden, eleven una plegaria por él.

Desconozco su Autor



SEPARADOR2-3.jpg picture by javi1979SEPARADOR2-3.jpg picture by javi1979SEPARADOR2-3.jpg picture by javi1979

autoriaguapeton2.gif image by javi1979

SEPARADOR1-6.jpg picture by javi1979

Webset Copyright © 2007 ~Guapetón~ All Rights reserved



Primer  Anterior  2 a 3 de 3  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: MARILU9268 Enviado: 04/07/2011 13:16

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: yanely Enviado: 04/07/2011 13:17


 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados