"A orillas de la vida, orando"
Me retuerzo ante ti, humanidad tallada de falsías y engaños hipocresía disfrazada de sonrisas y dioses tatuados en barro he perdido mis pies... y ya ves, que sigo caminando.
Ríes con maldad vestida de nobleza y la avaricia te carcome los ovarios, pero ríes, y ríes y tu dolor a sombras, germina entre zarzas de espinas y cuando parece que se acaba, está descansando.
Los ojos de la verdad no miran, y la bondad, la caridad, un día de tu alma naufragaron, triunfo de la maldad con sabor a hiel, amargo y yo… sigo de rodillas orando, rezando por aquella flor, por aquella, que un día tuvo los pies descalzos, la que nació sin culpas cual luz bendecida de un milagro.
Y sigo orando, mirando a las alturas, una mano en el corazón y otra en lo alto, que no le toque su veneno; ¡Líbrala señor que tu eres santo! que el brillo de sus ojos su cara y su sonrisa jamás poder alguno, pueda, apagarlo.
Maria de los Angeles Espinosa (Cubabella) (Derechos Reservados)
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