Los abogados nunca deben preguntar a los testigos
sobre algún tema que no estén preparados para la respuesta que
recibirán.
En un juicio en un pequeño pueblo del sur, el fiscal acusador
llamó su primer testigo; una Sra. de mucha edad y abuela. Se acercó a la testigo
y preguntó: "¿Sra. Pérez, UD. me conoce?". Ella respondió: " Por supuesto que
te conozco. Te conozco desde que eras niño y, francamente me has desilusionado.
Tú mientes, engañas a tu esposa, manipulas a las personas y hablas mal de ellas
a sus espaldas. Te crees una gran persona cuando no tienes la inteligencia
suficiente ni para ser un barrendero. Si, por supuesto que te conozco". El
abogado quedó lelo sin saber que hacer. Después de pensar un poco apuntó al otro
extremo de la habitación y preguntó: "¿Sra. Pérez, conoce Ud. al abogado
defensor?". Ella contestó: "Por supuesto que si. También conozco al
abogado defensor desde que era un niño. Es flojo, tiene problemas con la bebida,
no puede tener una relación normal con nadie y su calidad como abogado es una de
las peores del país. No debo olvidar mencionar también que engaña a su esposa
con tres diferentes mujeres, una de las cuales es su esposa, Sr. Fiscal. Si, lo
conozco". El abogado defensor quedó en shock. El juez, entonces, pidió a
ambos abogados que se acercaran al estrado y con voz muy tenue les dijo: "Si
cualquiera de los dos le pregunta a ella si me conoce, les juro que lo pudro en
la cárcel".
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JIJIJIJI
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