"¡Nunca podré olvidar el daño que me hizo! Fue algo imperdonable, y pensar en las muchas veces que me llegué a sentir culpable por su culpa..."
¡Cuántas veces habremos escuchado estas afirmaciones! Es triste ver cómo muchas personas viven con grandes rencores y remordimientos en su corazón, todo por no saber olvidar.
Nuestra memoria consciente siempre busca recordar las experiencias agradables y echar al pozo del olvido las desagradables. Aunque es complicado olvidar una tragedia, la memoria nos pone en buen camino. Entonces le toca a nuestra voluntad ayudarnos a dejar de lado el rencor, la autocompasión, los traumas...
La voluntad sí puede mandar a la memoria, sólo es cuestión de educar dicha voluntad.
¿Y cómo podemos educar nuestra voluntad y aprender a olvidar?
Muy fácil, sólo tenemos que invertir el procedimiento que empleamos para recordar.
Si para recordar tenemos que revivir imágenes que se han guardado en la memoria, entonces para olvidar tenemos que desviar las imágenes que se nos vienen a la memoria. Y la mejor forma es centrando nuestra atención en otro objeto o situación que nos motive de sobremanera: un buen libro, un deporte, un pasatiempo... siempre existe algo productivo al cual prestarle nuestra mayor concentración. ¡Encontrémoslo!
El remordimiento y el rencor es aliada cruel de la memoria. Por eso, para vivir tranquilo y en paz, aprendamos el arte de saber olvidar.
Autor: W.E. Sangster