Una, dos y tres
yo salto las olas
con un solo pie.
El sol por las tardes
ya no es amarillo,
reluce brillante
como un gran anillo.
El mar con las olas
lo invita a jugar
y él poquito a poco
se esconde en el mar.
Lo buscan las olas
ya se van, ya vienen,
la brisa en el juego
también se entretiene.
Yo sigo en la orilla
y juego también
saltando las olas
con un solo pie.
FABIOLA
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