y lo están velando
en la sala mortuoria
del “ desinterés “ ...
Está en el pasaje
que se llama “ olvido “
en la misma vereda
a la que se mudó el “ estrés ” .
Vinieron sus deudos
a despedir sus restos
el “ orgullo “, “ amor propio “
“ pasión “ , “ dejadez “...
Y en un rincón lloraba
“ infidelidad “ ¡ pobrecita !
sintiéndose muy triste
y culpable a la vez .
No se imaginó nunca
que esto sucediera
comenzó jugando
y se involucró después ...
le gustó lo prohibido
sin medir consecuencias
la pasión fue tan fuerte
que acabó con el .
Abriéndose paso
entre los asistentes
“ indiferencia “ ¡ presente !
arrastrando sus pies
se abrazó a su amado
que ya no le oía
¿ porqué ? preguntaba a gritos
¿ esto tenía que suceder ?.
Se hizo un silencio
sepulcral en la sala
se arrimó la ” ternura “
y el “ celo” también
la “ rutina “ no pudo
contener el llanto
se sentía muy triste
y culpable a la vez .
El amor es sufrido
misericordioso , benigno
el amor no conoce
lo que es la “ altivez “
se da por entero y no pide nada ...
habló Dios desde el cielo :
por eso a mi lado
el se sentirá muy bien .
En la tierra los hombres
le dieron la espalda
el llorarlo ahora
es insensatez ...
lo hubieran cuidado
cuando estuvo entre ustedes
ahora ... ya es tarde ,
despídanse de el .
De pronto la sala
se llenó de amigos
que al ver al amor muerto ,
no lo podían creer ,
porque ni ellos mismos
se habían dado cuenta
que sufriera tanto
y su fin sea ¡ tan cruel ! .
Los hombres de negro
se acercaron al féretro
y uno a uno quisieron
verlo por última vez .
“ Orgullo “, “ cariño “ ,
“ pasión “ , “ ternura “
e “ indiferencia “ y “ olvido ”
besaron al amor en su sien .
Coincidieron todos
que en ese momento
entreabrió sus ojos
y hasta sonrió también
en sus trémulas manos
tenían vida las rosas
que aún estaban frescas
con sabia de el .
Es que el amor todo lo soporta
todo lo cree , todo lo da
el no conoce lo que es la envidia
el amor nunca eso , deja de ser .
Pasarán los días, los meses , los años
los otoños , veranos
primaveras e inviernos
y el amor siempre ha de permanecer .
Libia Beatriz Carciofetti