A un anciano monje le preguntó un hermano suyo."¿Por qué tan a menudo emito juicios condenatorios sobre mis hermanos?". Y el anciano le contestó. "Porque todavía no te conoces. Al que se conoce bien, con sus faltas y defectos, no se le ocurre fijarse en las faltas de sus hermanos".
Un hermano preguntó en cierta ocasión al viejo monje Poimén: "Padre, ¿qué tengo qué hacer para salir de mi depresión y tristeza?". El anciano respondió: "No te fijes en nadie bajo ningún pretexto, no critiques a nadie, no calumnies a nadie y el Señor te dará su paz".
Evitar toda crítica contra el prójimo es un medio eficaz para vivir en paz interior. A la vez que dejamos de criticar a otros, nos estamos haciendo mucho bien a nosotros mismos.
Las críticas negativas no facilitan para nada la paz interior. Porque al condenar a otros estamos confesando, aun sin darnos cuenta, nuestra propia imperfección. Por eso, evitar juzgar y condenar es un camino para hallar la paz. Dejemos que los demás sean como son. Así nosotros podremos también ser lo que somos.
Autor: A. Grün
|