Un baño de agua caliente
Suele decirse que las buenas obras y un baño bien caliente son el mejor remedio contra la depresión.
Ya Santo Tomás de Aquino describió en detalle los positivos efectos de los baños de agua caliente.
Cuando uno está triste, debe tomarse un buen baño caliente, aconseja con sentido práctico el gran teólogo. Su consejo va avlado por una vieja experiencia: el baño se asemeja al seno materno. Allí flotábamos en agua caliente y nos sentíamos cómodos, ingrávidos, protegidos, transparentes. El baño caliente nos pone nuevamente en contacto con aquella experiencia de bienestar dentro del seno materno. Esa experiencia aleja todo sentimiento de tristeza.
El efecto de las buenas obras es comparable al de un baño caliente. Esta comparación puede chocar y parecer extraña. El baño produce relax y bienestar.
Una buena obra, por el contrario, me lanza al mundo exterior, me saca de mí y me obliga a distanciarme de mi ambiente para hacer lo que conviene y lo que espera de mí el prójimo necesitado. Las buenas obras me sacan del círculo narcisista de mi propio yo. Si por las buenas obras recupero nueva vitalidad, habré logrado sacudirme la depresión, porque toda depresión es falta de vitalidad.
Autor : A. G.
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