Tengo un tango con tu sonrisa tatuada, una madrugada desnuda rondando tus suburbios, un bar de rumbos negado de renuncios a la esperanza, un corte y una quebrada anudadas a tu cintura;
una cadencia triste que me trajo hasta aquí, una calesita sin fin girando por tu sortija, un farol y una cita en la esquina del poema, un callejón que quema si no llega tu salida.
Tengo un tango donde la duda muere, un bandoneon en siempre gimiendo tu nombre, una escondida que esconde las ganas del encuentro, memoria sin tiempo bailando donde te encuentres;
un corazón cansado donde taconea tu recuerdo, un silbar de lejos en trenes de cercanías, una razón perdida rogando por lo que puedas. una puerta abierta al paso que le decidas.
Tengo un tango en la saliva del beso que me debes, un siglo en lo breve de tu mirada cómplice , una carta sin sobre ni buzón de entrega, una rosa maleva en pétalos para tu noche.
DE LA RED
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