Me quieres amargar, ¡maldita sea la vez que te hice caso! No sabía la trampa en que yo sola me metía, de riesgo tan fatal no tuve idea.
No pienses que de miedo se marea mi bravo corazón. Mi valentía capaz es de vencer tu felonía, mi espíritu se crece en la pelea.
Mas deja de incordiar por un momento, recobra la razón y la cordura; aquello que fue bello es hoy lamento,
no sigas adelante en tu aventura. Si un día yo te crei, bien me arrepiento; mas puedes más perder tú en la aventura que lo que pueda perder yo.
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