“Todo maestro de la ley que ha
sido instruido acerca del reino de los
cielos es como el dueño de una casa,
que de lo que tiene guardado
saca tesoros nuevos y viejos.” Mateo 13.52
Me encanta la idea de este versículo.
Una persona que enseña la Biblia, la palabra,
la ley, los principios del Reino, es como un
dueño de casa o amo de su casa. Esta casa
no es pequeña, sino que es una mansión,
con una bodega llena de todo lo imaginable
y aún con cosas que no son imaginables.
Algunas veces él saca cosas nuevas que
son refrescantes e insólitas. Estas cosas
cautivan, inspiran y desafían la manera de
pensar y de vida aceptada. Algunas veces
él saca cosas viejas que son familiares pero
olvidadas. Estas cosas que recuerdan del
pasado, traen consuelo y perspectiva a nuestro pensamiento y vida.
Ambas cosas, las nuevas y las viejas, son
valiosas y necesitadas para mantenernos mental,
emocional y espiritualmente saludables.
El amo de la casa tiene la alegre responsabilidad
y privilegio de compartir lo que esta
en la bodega que el supervisa.
De igual manera el cristianos con la Palabra de Dios.
Todos tenemos la alegre responsabilidad
de compartir las riquezas del Reino de Su Palabra.
Debemos compartir cosas nuevas que son
frescas e inspiran, pero también cosas familiares
y reconfortantes. Si Dios es eterno, entonces
Su Palabra habla para cada ocasión, aún si la
palabra para una ocasión es el “silencio”.
A veces, muchas veces, Su amor es mejor
comunicado y sentido cuando nuestras
palabras no se interponen. Pero cada cierto
tiempo, tenemos la oportunidad de ser parte
del proceso de expresarle a otros los tesoros de Su amor.
Asegúrate de compartir algo hoy, una
palabra, una frase, una historia o aún el silencio mismo.
Robert Vander Meer
www.laarboleda.net
“Una Comunidad Para Una Sexualidad Sana”