LA LUCIÉRNAGA
Cuenta la leyenda que una vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga.
Aunque ésta trataba de alejarse de su perseguidora, no había manera de
deshacerse de ella. Huyó durante dos días y la serpiente no dejaba de seguirla.
Finalmente, al tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga se detuvo y le dijo a la serpiente:
-¿Puedo hacerte tres preguntas? -No acostumbro a dar explicaciones a nadie pero como te voy a devorar, puedes
preguntar lo que quieras, contestó la serpiente. -¿Pertenezco a tu cadena alimenticia? preguntó la luciérnaga. -No, contestó la serpiente. -¿Alguna vez, te hice algún mal? preguntó la luciérnaga. -No, volvió a responder la serpiente. -Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo? -¡¡¡Porque no soporto verte brillar!!!
Durante nuestra vida, andamos casi siempre en tinieblas. Nos hemos acostumbrado
tanto a la oscuridad, que cuando vemos a alguien brillar, nos sentimos incómodos
y molestos. Es como si brillaran en contra nuestro.
Dios es luz y también a Él lo rechazamos. Nos sentimos perseguidos como la
serpiente cuando sentimos Su presencia, o cuando escuchamos Su palabra.
Pero, si permitimos que la luz de Dios entre en nuestro corazón, empezaremos
a brillar y dejaremos de andar en tinieblas, y ya nada más nos molestará.
Jesús, dijo y continúa diciéndonos:
“Yo Soy la Luz que alumbra a todos los que viven
en este mundo. Síganme y no caminarán en la oscuridad,
pues tendrán la Luz que les da la vida” Juan 8:12
DE LA RED
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