Aprende a escuchar el valor de las pequeñas cosas,
de los acontecimientos. Verás que todo habla, todo se comunica contigo.
Con cada falta de delicadeza,
hiero un poco a aquellos que me aman.
Con cada mirada de desprecio,
alguien resulta golpeado.
Con cada perdón que niego,
va un pedazo de mi egoísmo.
Con cada palabra áspera que digo,
pierdo un pedazo de cielo.
Con cada omisión que practico,
rasgo una hoja del Evangelio.
Con cada oración que no hago,
pierdo un mundo de gracia.
Con cada burla que hago,
peco contra el silencio.
Con cada acto de fe,
canto un himno a la vida.
Con cada sonrisa que regalo,
planto una esperanza.
Con cada espina que arranco,
alguien besará mi mano.
Con cada rosa que ofrezco…
¡los Ángeles dicen AMEN!
DE LA RED