Hijitos míos, por quienes vuelvo
a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros” Gálatas 4:19.
Hoy como discípulo necesito entender mi vida en un mundo que exige un costo o precio. Cuando Dios se encarnó, él penetró el tiempo y el espacio en Cristo Jesús, para redimir al hombre caído, pero Dios no podía hacer esto sin costo alguno.
Pablo nos dice que él ahora sufre
dolores de parto hasta que Cristo sea formado en los creyentes y se que dolores de parto habla indudablemente de un costo y de un precio. Hasta que Cristo sea formado. Yo hoy debo estar dispuesto a pagar el precio de tener la sensibilidad de Cristo.
Dietrich Bonhoeffer dice que la imagen
de Cristo es formada en nosotros solo cuando sufrimos por él. Esto es debatible, pero por lo menos si es verdad que para Dios venir a ser hombre en Cristo significó, rechazo, soledad y finalmente la muerte. Cuando Cristo viene a morar a mi vida él trae la intensidad de sus sentimientos con él.
Esta es la razón por la cual un cristiano
es más sensible que una persona
no salvada en relación al mal y a lo errado. Mientras Cristo más me posee y me gobierna, más sensible soy. El Señor Jesús es la persona más sensible que ha existido en el mundo. Yo no puedo caminar por la vida con Cristo sin llegar a sentir el profundo sentimiento al ver que se pierden y viven sin Dios.
Una cosa de la cual estoy consciente es que así como Cristo es el ser más sensible que ha caminado por la tierra, Satanás
es el ser más insensible. Si él poseyera
algún sentimiento noble y puro no
sería Satanás. Él es el lo opuesto
a Dios. Hoy se que una marca de un verdadero discípulo es: La expresión sensitiva hacia el mal y la expresión de compasión por los atados a ese mal.
Quiero en este día sentir los dolores de parto que sintió Pablo hasta que Cristo sea formado en aquellos que aún no le conocen y el precio que debo pagar es el precio de sentir lo que Cristo sintió por los perdidos y los atados al pecado.
Señor, Gracias por devolverme los sentimientos que había perdido por el pecado y la maldad. En tu Cruz no solo encontré
perdón pero también me devolviste la sensibilidad. Hoy quiero ser sensible a aquellos que aún no te conocen. Amén.
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