"Tenemos un problema de comunicación".
Esta es una de las frases más usada de los últimos tiempos.
"Hay incompatibilidad de caracteres", es la otra.
Parece ser que en el siglo de las comunicaciones, donde Internet está al alcance de todos y podemos vernos por una cámara Web mientras chateamos, no somos capaces de escucharnos.
Los padres no se entienden con sus hijos, los hermanos se pelean entre si, los esposos gritan y discuten, los jefes menosprecian y humillan a sus empleados, los maestros son insultados y agredidos por los alumnos.
Parece que todos tenemos algo que decir, pero nadie escucha.
Peleamos por el sólo hecho de pelearnos. Levantamos la voz sólo por costumbre y cada vez gritamos más fuerte para hacernos oir, sin entender que el otro hace lo mismo para que le escuchemos.
Pero esto no es de ahora, siempre ha sido así.
No hubo ni habrá jamás en la tierra alguien que haya tenido la capacidad de enseñar que tuvo Jesucristo; Él era El Maestro.
Cuando Él hablaba, lo hacía con autoridad divina. No se le podía discutir, porque siempre tenía la razón. Sin embargo algunas de las personas que escucharon su mensaje no entendían nada.
¿Cómo es posible que alguien sea tan necio, cabezota y cerrado como para no entender lo que le explica el Supremo Maestro?
Pero así era, en aquellos tiempos había hombres que no entendían, básicamente porque no querían escuchar.
Cuando los alumnos no quieren escuchar, de nada sirve tener delante al más excelente Maestro.
Y hoy en día pasa lo mismo. El mensaje de Jesucristo sigue siendo el más claro de todos. No deja lugar a dudas. No hay manera de equivocarnos si simplemente obedecemos. Sin embargo, no lo entendemos, no lo ponemos en práctica y sobre todo, no lo valoramos.
¿Por qué ocurre eso? Porque no lo escuchamos, no le prestamos atención. Preferimos seguir haciendo la nuestra, hacernos los distraídos y mirar para otro lado.
Hemos crecido aprendiendo a no escuchar al Maestro, y eso es un grave error.
Escuchar es la capacidad de desear oír para poner en práctica.
Si no entendemos este mensaje, es porque no queremos escuchar.
“Ustedes no pueden oir lo que les digo, porque no les gusta escuchar mi mensaje”