A tu voz
Erígese tu voz en mis sentidos tornándose en mi cuerpo sueño helado, y me miro entre espejos congelado, y mis labios en sombra doloridos.
Cuando hablo, mi dolor a ti se vierte, cálida flor de ceniciento aroma, y tu voz a mis labios ya no asoma sino en duro temor de viva muerte.
Porque tu sueño en mí su voz levanta, y enemigo de luz y de sonido destroza la palabra en mi garganta;
así al fin en tinieblas alojado, ciego de ti, tal un árbol vencido flota mi cuerpo entre tu voz ahogado.
Alí Chumacero
|
|
|