Ayer soñé que podía y hoy puedo
Como
los budistas, sé que la palabra no es el hecho, si digo manzana no es
la maravilla innombrable que enamora el verano, si digo árbol apenas me
acerco a lo que saben las aves, el caballo siempre fue y será lo que es
sin saber que así lo nombro.
Sé
que la palabra no es el hecho, pero sí que un día mi padre bajó de la
montaña y dijo unas palabras al oído de mi madre, y la incendió de tal
manera que hasta aquí he llegado yo, continuando el poema que mi padre
comenzó con algunas palabras.
Nacemos
para encontrarnos (la vida es el arte del encuentro) encontrarnos para
confirmar que la humanidad es una sola familia y que habitamos un país
llamado Tierra.
Somos
hijos del amor, por lo tanto nacemos para la felicidad (fuera de la
felicidad son todos pretextos), y debemos ser felices también por
nuestros hijos, porque no hay nada mejor que recordar padres felices.
Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la Tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo.
Además, el universo siempre está dispuesto a complacernos, por eso estamos rodeados de buenas noticias..
Cada
mañana es una buena noticia, cada niño que nace es una buena noticia,
cada cantor es una buena noticia porque cada cantor es un soldado
menos, por eso hay que cuidarse del que no canta porque algo esconde.
Eso lo aprendí de mi madre que fue la primera buena noticia que conocí.
Se
llamaba Sara y nunca pudo ser inteligente porque cada vez que estaba
por aprender algo llegaba la felicidad y la distraía, nunca usó agenda
porque sólo hacía lo que amaba, y eso se lo recordaba el corazón.
Se dedicó a vivir y no le quedaba tiempo para hacer otra cosa.
De
mi madre también aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede
empezar de nuevo, ahora mismo le puedes decir basta a la mujer que ya no
amas, al trabajo que odias, a las cosas que te encadenan a la tarjeta
de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que
quieren dirigir tu vida, ahora mismo le puedes decir basta al miedo que
heredaste, porque la vida es aquí y ahora mismo.
Me
he transformado en un hombre libre (como debe ser), es decir que mi
vida se ha transformado en una fiesta que vivo, en todo el mundo, desde
la austeridad del frío patagónico a la lujuria del Caribe, desde la
lúcida locura de Maniatan al misterio que enriquece a la India, donde la
Madre Teresa sabe que debemos dar hasta que duela.
Caminando
comprobé que nos vamos encontrando con el otro, lenta, misteriosa,
sensualmente, porque lo que teje esta red revolucionaria es la poesía.
Ella
nos lleva de la mano y debajo de la luna hasta los últimos rincones del
mundo donde nos espera el compinche, uno más, el que continúa la línea
que será un círculo que abarcará el planeta.
Esta
es la revolución fundamental, el revolucionarse constantemente para
armonizar con la vida, que es cambio permanente, por eso nos vamos
encontrando fatalmente para iluminar cada rincón.
Que
nada te distraiga de ti mismo, debes estar atento porque todavía no
gozaste la más grande alegría ni sufriste el más grande dolor.
Vacía la copa cada noche para que Dios te la llene de agua nueva en el nuevo día.
Vive de instante en instante porque eso es la vida.
Me costó 57 años llegar hasta aquí, cómo no gozar y respetar este momento?
Se gana y se pierde, se sube y se baja, se nace y se muere.
Y si la historia es tan simple, porqué te preocupas tanto?
No te sientas aparte y olvidado, todos somos la sal de la Tierra.
En la tranquilidad hay salud, como plenitud dentro de uno.
Perdónate,
acéptate, reconócete y ámate, recuerda
que tienes que vivir contigo
mismo por la eternidad,
borra el pasado para no repetirlo, para no
abandonar como
tu padre, para no desanimarte como tu madre, para no
tratarte como te trataron ellos, pero no los culpes
porque nadie puede
enseñar lo que no sabe, perdónalos y te liberarás de esas cadenas.
Si estás atento al presente, el pasado no te distraerá, entonces serás siempre nuevo.
Tienes
el poder para ser libre en este mismo momento,
el poder está siempre en
el presente porque toda
la vida está en cada instante, pero no digas no
puedo ni
en broma porque el inconsciente no tiene sentido de humor
, lo
tomará en serio y te lo recordará cada vez que lo intentes.
Si quieres recuperar la salud abandona la crítica,
el resentimiento y la culpa, responsables de nuestras enfermedades.
Perdona a todos y perdónate, no hay liberación más grande que el perdón, no hay nada como vivir sin enemigos.
Nada
peor para la cabeza y por lo tanto para el cuerpo,
que el miedo, la
culpa, el resentimiento y la crítica que te hace juez (agotadora y vana
tarea) y cómplice de lo que te disgusta.
Culpar a los demás es no aceptar la responsabilidad de nuestra vida, es distraerse de ella.
El bien y el mal viven dentro tuyo, alimenta más al bien para que sea el vencedor cada vez que tengan que enfrentarse.
Lo que llamamos problemas son lecciones, por eso nada de lo que nos sucede es en vano.
No te quejes, recuerda que naciste desnudo, entonces ese pantalón y esa camisa que llevas ya son ganancia.
Cuida el presente porque en él vivirás el resto de tu vida.
Libérate de la ansiedad, piensa que lo que debe ser será, y sucederá naturalmente...
Facundo Cabral