Vienes a mí...
Vienes a mí, te acercas y te anuncias con tan leve rumor, que mi reposo no turbas, y es un canto milagroso cada una de las frases que pronuncias.
Vienes a mí, no tiemblas, no vacilas, y hay al mirarnos atracción tan fuerte, que lo olvidamos todo, vida y muerte, suspensos en la luz de tus pupilas.
Y en mi vida penetras y te siento tan cerca de mi propio pensamiento y hay en la posesión tan honda calma,
que interrogo al misterio en que me abismo si somos dos reflejos de un ser mismo, la doble encarnación de una sola alma.
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