Un sabio, decía que nuestra forma
de pensar se congela y nos quedamos
recorriendo siempre los mismos caminos,
pues la mente se fija a las cosas que
pensamos. Hoy en día este fenómeno
se conoce como “paradigma”.
Imaginemos que vamos en bicicleta por
una carretera: el aire fresco golpeándonos el
rostro; los árboles, las nubes, la naturaleza,
las aves, los montes lejanos… Imaginemos
que de pronto vemos una gran piedra en medio del camino.
Si fijamos toda nuestra atención en la piedra
-es decir, en el obstáculo-, por más que sólo
ocupe un breve espacio en la carretera,
terminaremos chocándonos con ella.
Pensemos cuántas veces descubrimos
un obstáculo en la vía y, al asumirlo como
si fuera lo único, hacemos desaparecer
todas las demás opciones (los árboles,
las nubes, el resto del camino), dirigiéndonos
irremediablemente hacia él, hacia la piedra.
No permitamos hoy que los obstáculos
desvien nuestra atención y nos hagan creer
que ya no hay salida, siempre hay
oportunidades que vienen con ellos.
Romanos 8:28 “Y sabemos que a los que
aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien.”