Vivir la alegría es vivir cada segundo que pasa.
Es corresponder con cada suspiro de corazón a todo lo que habita a tu alrededor; es penetrar en el interior y escuchar el desmayo débil de un alma silenciosa o el lloriqueo de un corazón herido.
Vivir en alegría es reconocer que la Vida no es una carrera y que el futuro es tan distante como el pasado.
Es permitir que cada momento sea un descubrimiento, un acto de gracia y belleza.
Vivir en alegría es descubrir el mundo por primera vez cada mañana.
Es maravillarse y aspirar.
Es recibir por igual el triunfo y el fracaso, la humildad y la pureza. Entonces, podremos ser derrotados, pero no destruidos