Entrad por Sus puertas con acción de gracias, y a Sus atrios con alabanza. Dadle gracias, bendecid Su nombre. — Salmos 100:4
Cuando alabamos a Dios, reafirmamos que Él está “muy por encima de todo principado, autoridad, poder, y dominio…” que pudieran estar intentando dirigir los sucesos de nuestra vida (Efesios 1:20-22).
¿Qué vas a hacer la próxima vez que enfrentes un ataque proveniente de las circunstancias o de las fuerzas espirituales?
La adoración es un agente poderoso de liberación y rescate.
Cuando Pablo y Silas estuvieron en prisión, sus cantos de alabanza ante el Señor, incluso en medio de las circunstancias que los tenían confinados, ocasionaron un temblor milagroso que abrió las puertas de la cárcel.
Entre más te familiarices con la Biblia, más verás cómo el pueblo de Dios elige exaltar y magnificar al Señor cuando está rodeado de enemigos o en medio del peligro.
¿Por qué? Porque la adoración actúa como una llamada especial para la liberación.
La adoración reconoce el lugar de Dios como el Más Alto, lo reconoce como Fiel, y la adoración les indica a todos los demás que nosotros solos somos incapaces de hacer cualquier cosa con respecto a lo que enfrentamos.
Cuando estamos en medio de dificultades, nuestra inclinación natural es la de hacer cualquier cosa menos alabar a Dios. (Las pequeñas mentiras nos susurran que Él es responsable, al menos en parte, de que estemos donde estamos).
La adoración está hecha a la medida para los tiempos de tribulación. Esta es una lección que tendrás que continuar aprendiendo a lo largo de tu vida.
La adoración magnifica nuestro sentido de la presencia y de la obra de Dios.
La adoración también nos escolta a Su corte, no físicamente o mediante algún tipo de extraños desprendimientos del cuerpo, sino en el ámbito del espíritu.
La adoración es la actividad principal en el cielo, y es una de las pocas cosas que podemos hacer en la tierra como se hace en el cielo. Por lo tanto, la Biblia nos dice que podemos entrar por “sus puertas con acción de gracias, y a sus atrios con alabanza”.
Tal como oramos que se haga Su voluntad así en la tierra como en el cielo, nuestra alabanza se puede hacer así en la tierra como en el cielo, también.
Verdaderamente, la adoración nos atrae y nos acerca cada vez más al Señor.
La adoración es un agente poderoso de liberación y rescate.
Hoy declararé con mi adoración que Dios está por encima de todo y de todos.
Gracias Señor por darme de tu amor y seguridad. Hoy me acerco a ti creyendo que estas por encima de todas las circunstancias. En el Nombre de Jesús, Amén.
Dr. Daniel A. Brown.