Amigo mío:
Tuve un sueño de lo más horrible, era el fin del mundo.
Veía como rápidamente perdía a cada una de las personas que yo quería con toda mi alma y tanto temí que tú también desaparecieras.
Para mi fortuna logré salvarme.
Después de la tempestad solo había muerte y destrucción a mi alrededor. Te buscaba y no te encontraba, gritaba tu nombre por todas partes y no recibía respuesta alguna.
Pero a lo lejos, me pareció ver la silueta de otro ser humano y corrí hacia ella. Al acercarme pude ver que eras tú y lloré de tanta felicidad de verte. Me dijiste que aún y que fue el fin del mundo, no logró separarnos ni perder nuestra amistad. Un abrazo muy fuerte nos consoló ante ese desastre.
Cuando tienes a un verdadero amigo, éste pase lo que pase nunca te dejará sólo y se preocupará por ti.
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